La mayoría de los trabajadores tiende a confiar en las atmósferas de los espacios interiores o reducidos, pensando que alguien ha verificado que no representan ningún riesgo. El aire, ya sea el que sustenta la vida o el que la destruye, suele ser incoloro, inodoro e insípido. La atmósfera en un espacio reducido, por ejemplo, puede parecer semejante a la de cualquier otro lugar. Sin embargo, nunca se debe confiar en los espacios reducidos ya que suelen engañar a los trabajadores y decenas de ellos mueren o resultan lesionados todos los años por pensar que alguien había verificado su seguridad o porque “confiaron en su olfato” y pensaban que el aire no olía a nada. El aire puede tener un aspecto y olor normales y, sin embargo, poseer suficientes sustancias contaminantes tóxicas como para resultar mortal.

Tenga precaución por si no existe oxígeno adecuado o por si hubiera presentes partículas asfixiantes, gases y vapores tóxicos. Recuerde que todos ellos pueden estar presentes al mismo tiempo. Esto es especialmente cierto en alcantarillas, tuberías, bocas de acceso a túneles, colectores de aguas pluviales, túneles, subterráneos, tanques de gasolina y de sustancias químicas, recipientes de almacenamiento, silos de granjas, depósitos de bodegas y cubas de cervecerías.

No existen reglas fijas para evitar los problemas en estos espacios reducidos, dados los muchos tipos diferentes de peligros y de materiales tóxicos. Comience la verificación de seguridad averiguando qué sustancias han estado almacenadas en el espacio reducido y los procesos que se han utilizado en él más recientemente. Es importante entender el uso del espacio, ya sea para almacenamiento, fermentación o mezcla. Estos datos determinarán qué pruebas deben hacerse para poder entrar al espacio sin peligro.

Los empleadores deben hacer que una “persona calificada” determine si existe un espacio reducido de estas características en el lugar de trabajo. Esta persona debe saber identificar los peligros que los trabajadores podrían afrontar en el espacio y conocer los instrumentos y técnicas para detectar los niveles de oxígeno, combustibilidad y los límites excesivos de sustancias contaminantes del aire o tóxicas.

Antes de permitir la entrada de un trabajador, se debe analizar el espacio reducido desde afuera para determinar si la atmósfera de dicho espacio es segura. La persona calificada debe decidir qué herramientas son necesarias para trabajar sin riesgo en el espacio reducido. (Las herramientas y equipo a prueba de explosión son esenciales si la atmósfera es combustible.) Se debe monitorizar continuamente el espacio reducido para determinar si éste ha cambiado debido al trabajo realizado. Si no se pueden realizar pruebas de modo continuo, sí se deben realizar con suficiente frecuencia para asegurarse de que el espacio no alcance niveles peligrosos de contaminación o no tenga suficiente oxígeno. En la monitorización deben emplearse dos instrumentos: uno para determinar la cantidad de oxígeno y otro para los riesgos tóxicos y combustibles. Los instrumentos de prueba deben calibrarse regularmente, anotándose las revisiones de mantenimiento. La persona calificada debe determinar siempre qué tipo de ventilación debe usarse para eliminar el aire interno y hacer entrar aire fresco en el espacio.

Nunca se debe entrar precipitadamente a un espacio reducido para rescatar a un trabajador que haya sucumbido a una atmósfera venenosa a menos de llevar puestos equipos de seguridad aprobados, aparatos de respiración autónomos y un cinturón o cuerda de seguridad. Los niveles bajos de oxígeno o la presencia de vapores o gases tóxicos afectan a todo el mundo, incluidas las personas con las mejores intenciones. La imprudencia y el pánico no ayudan a nadie, ni siquiera al héroe desinteresado.

Además de observarse las debidas precauciones, también se recomienda volver a revisar el aire después de trabajar en un espacio reducido durante cierto tiempo. Si sigue las reglas de seguridad podrá protegerse contra los peligros callados de los espacios reducidos.